No pretendo que este espacio esté ordenado. Si lo hiciera, tendría que cambiarle el nombre, y por ahora, me gusta tal y como está: es un cajón como el de la casa de la abuela, donde puedes encontrar de todo.
Muchas cosas, muy distintas unas de otras. Poesía. Reflexiones. Frases. Artículos. Y recetas de cocina. Sí, de mi abuela, de mi casa, de mis caminos. Un gusto sin culpa. Algún día las publicaré juntas en un libro que ya tiene nombre: Maijom. Pero, de momento, te las iré dejando por aquí.
También encontrarás a Aitana, la chica del reflejo triste. Pero ella llegará poco a poco: su historia se irá liberando según lo sienta y me permita contarla. La llevo en la cabeza desde hace tiempo, en forma de ovillo. Encontré uno de los extremos y empecé a desenredarlo. Me gusta lo que va saliendo, así que tengo que seguir desenmarañando más y más para poder escribirla, para que tú la puedas leer y para que los tres juntos —ella, tú y yo— lleguemos al otro extremo: el final.
¿Te gusta la idea? A mí me encanta.
¡Disfrutemos el camino!